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¿Quien no recuerda esas tardes de lluvia en nuestra infancia? A algunos le vendran a la mente los truenos y el miedo que daban, para salir corriendo a la falda de nuestra madre a que nos tranquilizara, o que nos soprendia el agua mientras esabamos afuera jugando, e irremediablemebte nos ganabamos un boleto para visitar la regadera en directo; a otros tantos les vendra a la mente los resfriados o el aburrimiento dentro de casa al no poder salir.

Todos esos recuerdos pasan por mi mente en alguna ocasion, pero ahora que veo por mi ventana el agua caer a raudales revive el recuerdo cuando esaba en preparatoria y en esta temporada la salida a la hora de la comida siempore implicaba un aguacero, y lejos de resguardarme o correr por las calles para rápido llegar a casa, me detenia a disfrutarlo, mi mochila era a prueba de agua y la ropa se podria secar, pero el pasear por las calles del centro de Celaya a paso calmado con el agua sobre mi cuerpo es algo que nadie me podria dar, en ocasiones era motivo de alegria, pasar por los charcos, conste que no me refiero a "brincar los charcos", ver el agua caer del cielo, correr por los canales de las azoteas, inundar las calles; y si la tristeza era mucha, podria llorar mientras caminaba por la calle sin que nadie notara mis lagrimas o se detuviera a mirarme. Dicen que en el campo la lluvia es muy diferente, ya me lo imagino, aunque llegue alla la acidez, el contacto con la tierra ha de ser de lo mas maravilloso.

La contaminacion ya no nos deja mucho por hacer como antes, la precipitacion provoca ardores de estomago, las cloacas se tapan y desbordan, junto con el agua corre basura y lodo.

Hoy me doy cuenta en una reflexion mas al añorar todo esto, que irremediablemente envejecemos aferrandonos a gratos recuerdos, que como tales forman parte de un pasado que o regresara, creo solo nos queda disfrutar el presente :D (si no fuera por esta pierna rota y el par de muletas que me cargo, me iria a caminar hasta que la lluvia cese)